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Dr. Ruthmarie Hernández-Torres Ph.D
Las palabras no son inocentes, a través del lenguaje estigmatizante se asignan etiquetas negativas, estereotipos y juicios a ciertos grupos de personas, incluyendo pacientes. Este tipo de lenguaje no solo afecta la percepción que los demás tienen de estas personas, sino que también influye en cómo los propios pacientes se ven a sí mismos. La internalización de etiquetas negativas puede llevar a que los individuos eviten buscar atención médica, perpetuando ciclos de exclusión y empeorando su estado de salud.
En el caso del tabaquismo, a pesar de los avances en las campañas de salud pública y control del tabaco, el estigma asociado al consumo de tabaco sigue siendo un desafío considerable. Por ejemplo, hacer la pregunta "¿Fuma?" a pacientes con cáncer de pulmón puede desencadenar tres tipos de estigma: el estigma percibido, donde el paciente se siente devaluado por otros; el estigma internalizado, que genera sentimientos de vergüenza y culpa; y la restricción en la divulgación, donde el paciente evita hablar de su condición. Este estigma no solo obstaculiza el acceso a tratamientos innovadores, sino que también se asocia con síntomas de depresión y ansiedad.
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