Salvador F. Rovira Rodríguez, Esq. LLM, CEO de CredeMtia
La gestión adecuada de las citas médicas es un elemento esencial para garantizar la calidad del servicio y la seguridad del paciente. Diversos estudios en Estados Unidos han demostrado que los retrasos en el acceso a la atención pueden tener consecuencias clínicas y legales significativas, un escenario que también resuena en Puerto Rico, donde los retos de disponibilidad y seguimiento oportuno son una realidad compartida por muchos proveedores. Implementar procesos organizados, mantener una comunicación efectiva con los pacientes y documentar las decisiones clínicas relacionadas con la programación son prácticas que fortalecen la confianza, previenen riesgos y promueven la continuidad del cuidado. 
Un manejo inadecuado de la agenda puede generar largos tiempos de espera, retrasos en diagnósticos críticos y, en algunos casos, consecuencias graves para la salud de los pacientes. En Estados Unidos, donde la industria de servicios de salud está altamente regulada, estos problemas pueden derivar en demandas por negligencia médica con indemnizaciones millonarias.
Según un estudio de la Universidad Johns Hopkins, publicado en The BMJ (2016), los errores médicos son la tercera causa de muerte en Estados Unidos, con aproximadamente 250,000 fallecimientos anuales. Entre estos errores, la falta de acceso oportuno a citas y el mal manejo de la agenda médica pueden ser factores determinantes en el deterioro de la salud de los pacientes. Esta cifra supera las muertes por enfermedades respiratorias, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Los investigadores destacaron que la clasificación actual de las causas de muerte no incluye los errores médicos como una categoría independiente, lo que lleva a una subestimación de su impacto real en las estadísticas de salud. Este hallazgo subraya la necesidad de mejorar la precisión en la documentación y de implementar medidas efectivas para prevenir errores relacionados con la gestión clínica y administrativa.
Además, informes del National Practitioner Data Bank (NPDB), entidad creada por el Congreso de EE. UU. para monitorear acciones adversas y demandas por negligencia, reflejan que la mala administración en la coordinación de citas médicas ha sido una de las causas recurrentes en reclamaciones legales durante la última década.
De igual manera, la American Medical Association (AMA) señala que aproximadamente el 34% de las demandas por negligencia médica incluyen acusaciones de falta de atención oportuna (AMA Report on Medical Malpractice, 2022). Estos datos subrayan la importancia de un manejo eficiente en la programación y seguimiento de citas médicas para evitar retrasos que puedan comprometer la salud del paciente y derivar en responsabilidades legales para los profesionales o las instituciones.
La doctrina del “Delay of Treatment” y sus implicaciones legales
La doctrina del Retraso en el Tratamiento (Delay of Treatment) establece la responsabilidad de los médicos o centros de salud cuando un paciente sufre daños debido a una demora injustificada en la prestación de servicios médicos. En el contexto legal, este retraso puede constituir negligencia si se demuestra que el paciente experimentó un perjuicio evitable como resultado de la demora en el diagnóstico o tratamiento.
Este principio enfatiza la importancia de una agenda médica organizada, la asignación adecuada de recursos y la priorización de casos urgentes. Los hospitales y consultorios deben fortalecer sus protocolos para minimizar estos riesgos, mediante el uso de sistemas electrónicos de programación, digitalización de historiales y reducción de tiempos de espera.
Los médicos, por su parte, deben documentar adecuadamente las razones de una demora, así como las decisiones clínicas que justifican la programación o reprogramación de una cita. La ausencia de documentación puede convertirse en un factor crítico en un proceso legal.



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