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Salvador F. Rovira Rodríguez, Esq. LLM, CEO de CredeMtia
Hablar de inteligencia artificial (IA) en salud ya no es una conversación futurista, sino una realidad cotidiana. Desde sistemas que analizan imágenes médicas hasta algoritmos que optimizan la gestión de citas, la IA está presente en múltiples niveles del cuidado clínico. Pero a medida que estas tecnologías ganan terreno, surge una pregunta fundamental: ¿estamos protegiendo adecuadamente los derechos del paciente frente a decisiones asistidas por máquinas?
El avance de la IA en los sectores de la salud y la administración pública está transformando la manera en que se diagnostican enfermedades, se gestionan datos y se toman decisiones clínicas o administrativas. Sin embargo, esta innovación tecnológica viene acompañada de serios desafíos éticos, especialmente en lo relacionado con el consentimiento informado, una piedra angular del respeto a la autonomía y dignidad del paciente.
Para abordar estos desafíos, es fundamental exigir que los sistemas de IA sean auditables y que puedan generar explicaciones comprensibles para los usuarios y profesionales. Los procesos de consentimiento informado deben rediseñarse utilizando un lenguaje claro, evitando tecnicismos, y acompañándose de materiales educativos que faciliten la comprensión por parte del paciente. Las instituciones deben implementar evaluaciones de impacto ético que analicen los riesgos antes de integrar la IA en sus servicios, promoviendo una cultura de rendición de cuentas. Asimismo, la educación digital tanto para profesionales como para pacientes resulta esencial para fortalecer la toma de decisiones informadas y conscientes en entornos cada vez más automatizados.
El consentimiento informado no debe convertirse en una formalidad vacía en la era digital. Al contrario, debe ser una herramienta activa que garantice el respeto por los derechos fundamentales, la equidad en el acceso a la tecnología y la confianza en los sistemas que la sociedad adopta. La inteligencia artificial puede contribuir significativamente al bienestar humano, pero su implementación debe estar guiada por principios éticos sólidos y centrados en las personas.
La inteligencia artificial puede mejorar la eficiencia clínica, reducir errores y personalizar el cuidado. Pero su uso responsable exige transparencia, ética y cumplimiento regulatorio. Incluir al paciente en este proceso, a través de un consentimiento informado claro, es una muestra de respeto y una herramienta de protección para el proveedor. En Puerto Rico, ya contamos con iniciativas de IA médica y una legislación en desarrollo que exige transparencia, regulación y protección de datos. Pero es en el consentimiento informado donde se traduce en respeto vivo hacia el paciente.
En Provider Network Solutions, te exhortamos a mantenerte informado, actualizar tus protocolos de consentimiento y ver la IA como una aliada, nunca como un sustituto del juicio clínico humano.
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